La realización de traducciones
voluntarias para empresas también se conoce como “crowdsourcing”. Tal vez
el título de esta entrada te cause curiosidad (esa es la idea). Desde la
primera vez que oí hablar de este fenómeno, no puedo dejar de darle vueltas.
Tal vez sea porque el capitalismo hace demasiado tiempo que corre por mis
venas, pero no puedo dejar de preguntarme,
¿por qué demonios alguien querría traducir algo gratis para una empresa que cobra
por todos sus servicios?.
Si tomamos el ejemplo de la traducción voluntaria de páginas web y aplicaciones, existe otra
cuestión añadida que me sorprende todavía más. ¿Por qué una empresa que dedica
recursos y esfuerzos a desarrollar una marca y venderla al mundo deja en manos
de personas anónimas la traducción de sus páginas web, de su mensaje?.
Supongo
que la respuesta a esta última pregunta tiene dos vertientes: en primer lugar -y tal vez la más
importante- porque es gratis y en segundo lugar porque es rápido. Basta con
ver a qué velocidad se tradujo la página de Twitter o Facebook y del mismo modo, seguro
que se podrían citar casos de páginas que han logrado traducir sus webs
rápidamente y con unos costes muy reducidos. ¿Te imaginas los costes si hubieran tenido que contratar un grupo de traductores profesionales o una empresa de traducción?
Como profesionales de la traducción, resulta inevitable
sentir rechazo frente al crowdsourcing (al menos a mí). Hace pensar en el
eterno y tan debatido tema del intrusismo
profesional y como no, nos muestra de forma implacable que la industria de la traducción está en
constante cambio. Mi primera reacción al conocer este fenómeno fue
precisamente una mezcla de indignación e impotencia. Pero pensándolo bien, ¿constituye el crowdsourcing una
verdadera amenaza para los traductores profesionales?. Francamente, creo
que no y con mucho gusto me gustaría compartir con vosotros mis reflexiones al
respecto.
En primer lugar, ¿de
qué traducciones estamos hablando?. Páginas web de redes sociales o páginas
web relativamente sencillas. Para que el crowdsourcing funcione tiene que ser
así porque por definición debe ser algo que cualquiera (con ciertos
conocimientos de idiomas) pueda hacer.
En segundo lugar, ¿quién
se puede permitir hacer crowdsourcing?. Si el crowdsourcing se convierte en
un fenómeno inquietante para algunos traductores es porque piensan, “ya está,
ahora todo el mundo va a realizar sus traducciones a traductores voluntarios” y
más de una empresa se habrá entusiasmado con esta atractiva alternativa. Pero
francamente, está claro que no todas las
empresas motivan lo suficiente para que una masa de desconocidos se ponga a
traducir su web/aplicación, porque el crowdsourcing será gratis, pero requiere
que la página/aplicación en cuestión motive a la gente a querer formar parte de
ese proyecto.
Y por último, pienso sinceramente que el riesgo de poner en
manos de desconocidos cuyas competencias lingüísticas desconoces totalmente tu
producto es cuán menos una temeridad…
Pensándolo bien el
crowdsourcing en la traducción no hace sino convencerme todavía más de la
importancia que tiene ser profesional, estar especializado y dar a conocer a
los clientes el valor añadido que ofrecemos en nuestros servicios.
Por supuesto, ¡me encantaría conocer vuestra opinión al
respecto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario